Algo bien notorio en ésta fantástica ave, es que le importa muy poco pasar desapercibida, ya que no hace mucho esfuerzo en ocultarse y su singular grito llama la atención además de poderse escuchar desde bastante lejos, estos guardianes que parecen siempre vigilantes y dan la voz de alerta ante cualquier novedad en las riberas de ríos y otras aguadas son, los siempre pintorezcos Tapacarés o Chajá (Chauna torquata).
El cuerpo parece una especie de pavo con cresta, pico pequeño y afilado y una especie de collar en el cuello. Las patas son robustas y largas, de color rosado, y la parte de alrededor de los ojos es rojiza.
En la parte anterior de cada alas tiene un espolón de unos 2 cm. de largo en los adultos, que rara vez utiliza para atacar o defenderse.
De alimentación básicamente vegetariana, es un pastador. Su dieta consiste en plantas acuáticas o hierbas terrestres tiernas que busca en los campos en cercanías de cuerpos de agua o inundados con escasa profundidad, dicho sea de paso, ya que esta dieta es en realidad muy pobre energéticamente, debe ingerir cantidades enormes de su alimento diariamente y para compensar también consume algunos frutos y semillas y de véz en cuando más que todo accidentalmente ingiere uno que otro insecto o invertebrado.
Su nido lo puede hacer ya sea un poco dentro de un cuerpo de agua o en la vegetación aledaña a alguna laguna o pampa inundada, su nido mide más o menos unos 80 centímetros de diámetro, 36 cm. de alto y 5 cm. de profundidad; donde la hembra pondrá entre 3 a 6 huevos de color blanco amarillento, que ambos, muy responsables, padres incuban por alrededor de 44 días.
Hay creencias populares que afirman si la pareja de Tapacaré es tan unida que si uno de los dos muere en corto tiempo el otro también morirá de pena; aunque esto aún no ha sido comprobado científicamente. Para muchos admiradores de estas aves, serían el ejemplo de matrimonio perfecto la combinación de actividades recíprocas por el bienestar de la pareja, que para disminuirle la parte hermosamente romántica podría estar ligada al instinto anidador y que sirve para el mismo importante fin. Los hijos cuando llegan a la maduréz sexual buscan su sitio ideal que es similar al que pareció ideal a los padres.
En Bolivia se lo puede ver en un rango altitudinal que va desde los 100 a los 600 metros sobre el nivel del mar, en los departamentos de Pando, Beni, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija.
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